El ihiyotl, se concebía como un gas luminoso que tenía propiedades de influir sobre otros seres, en particular de atraerlos hacia la persona, animal u objeto del que emanaba [...] su naturaleza de fuente de energía, que en proporciones adecuadas era capaz de ser aprovechada en beneficio propio o ajeno, mientras que las liberaciones sin control o mal intencionadas causaban daños
(López Austin, 1989: T. I, 260).
Mural realizado en Iztapalapa, por invitación de Karas Urbanas